Una celebración no és una celebración si no és acompañada de una buena comida. Los animales comen por necesidad vital y nutricional. Los seres humanos la añadimos un otro valor: el emocional. Una vertiente simbólica y social. En muchas ocasiones, incluso la preparación de la comida ya forma parte del propio encuentro.
«(…) Una buena comida le va bien tanto al que está contento como al que está triste”.
Alrededor de una comida se consolidan las relaciones personales y los valores familiares. Es la ocasión perfecta para trasladar un mensaje importante o bien, debatir sobre algún tema. Estudios psicológicos apuntas que comer con alguién nos hace sentir pertenencia, identificación con esa persona. De hecho, la escritora norteamericana Laurie Colwin afirmaba que “a la vida no todo es dulce y felicidad: también hay dolor y lágrimas. Pero aunque una persona se sienta feliz o triste, se tendrá que alimentar. Una buena comida le va bien tanto al que está contento como al que está triste”.
Por los fogones de una cocina pasan tradiciones, historias, valores, emociones, ideas, lazos personales y emocionales.
La historia demuestra que, desde la edad media hasta la actualidad, la idea de compartir los alimentos es un elemento cultural clave para la mayoría de las sociedades. Por los fogones de una cocina pasan tradiciones, historias, valores, emociones, ideas, lazos personales y emocionales. Comidas de negocios, cumpleaños, bodas o fiestas, todas tienen su propia receta.