Hay unos cuarenta olivos en los jardines de Mas Terrats.
Los Olivos. Hay unos cuarenta en los jardines de Mas Terrats. Unos árboles que llenan de carácter Mediterráneo el espacio. Una de las señas de identidad del Empordà, y de toda la costa mediterránea. Muchos poetas y escritores han alabado las virtudes de este árbol a lo largo de los años. Su simbología es rica y antigua: paz, fecundidad, amor, bastante, victoria y recompensa. El olivo es pausado, constante y perseverante. Así lo demuestra con su crecimiento muy lento pero seguro, poco a poco. Un árbol resistente que difícilmente es abatido por un temporal de viento o por otras causas naturales. Con su obsesión por las cosas hechas lentamente, el olivo ha conseguido ser casi eterno y, en algunos casos, puede conseguir vivir de 1.500 a 2.000 años. Sólo tiene una debilidad, es un árbol que no tolera heladas severas.
No es caprichoso, es extremadamente tolerante y casi todo le va bien: se adapta a cualquier tipo de tierra hasta los más suelos más secos y pobres, resiste el calor, el viento y la contaminación. No le gustan los cambios, siempre mantiene la hoja. Como el resto de los árboles cambia a medida que se hace viejo. Pero lo lleva bien. Sabe sacar provecho del paso del tiempo: primero tiene la corteza lisa pero con los años se va oscureciendo, engrosando y agrietando dando lugar a troncos viejos y torturados, transformados en singulares esculturas vivientes.
La tradición popular dice que se deben recoger en luna vieja para que no se ablanden si después se quieren aliñar.
El olivo es un árbol extremadamente generoso. No tiene bastante con obsequiarnos con miles de aceitunas, uno de los frutos más preciados por la gastronomía mediterránea. Sino que además sus hojas tienen propiedades medicinales y la madera del olivo es muy valorada en ebanistería, marquetería y escultura.
Pero uno de los momentos más especiales que protagonizan los olivos es el de la recolección. El periodo habitual para recoger las aceitunas es entre octubre y noviembre. Se cosechan cuando las olivas cambian el color y oscurecen. La tradición popular dice que se deben recoger en luna vieja para que no se ablanden si se quieren aliñar. La recolección de las aceitunas ha variado muy poco. Desde hace siglos se usa la misma técnica. Se coloca una red de tela en el suelo, alrededor del árbol que vamos recoger, y a continuación se sacuden con fuerza las ramas para que las olivas caigan encima de la tela. Una vez cosechadas todas las aceitunas, habrá que dedicar un tiempo a sacar hojas y ramitas, y a pasar agua para limpiarlas de tierra y polvo. Después de este proceso ya tenemos el fruto a punto para hacer aceite o adobarlas para comer como apertivo.
Pronto se podrá comprar el aceite de estas aceitunas.
Cada año se recogen decenas de kilos de olivas en Mas Terrats que se dedican a hacer aceite por consumo propio. Pero pronto se podrá comprar el aceite de estas olivas. Así, quién lo quiera, tendrá la posibilidad de llevar-se un trocito de Mas Terrats en su casa.
A pesar de todo esto, lo más importante es que no hay árbol más arraigado en nuestra cultura mediterránea que el olivo. De hecho, hay un montón de olivos que han sido testigos de hechos históricos relevantes o que se han convertido en los protagonistas de leyendas y tradiciones de nuestro país.