Escoger el vestido para el día de la boda es un de los principales retos de una novia. No suele ser fácil encontrar la pieza de ropa que se ajuste a los gustos y preferencias de cada persona. Los datos enseñan que solamente una de cada diez novias se prueba un único modelo. Las demás pueden llegar a probar hasta nueve vestidos antes de dar el “sí, quiero”. Ante esto, las últimas tendencias por lo que respecta a los vestidos de novia, pasan por combinar la sensualidad, la elegancia y el romanticismo. Y esto, siempre sin perder el punto funcional que requiere un vestido de estas características.
La paleta cromática se diversifica, aunque el blanco sigue siendo la opción predominante.
Las propuestas actuales para subir al altar apuestan por unos escotes vertiginosos, las siluetas de sirena y los vestidos que dejan las espaldas al descubierto. Se trata de enseñar, poco a poco, más centímetros de piel. Por eso, también son habituales las transparencias con con blondas florales, tejidos más ligeros y vaporosos y, todo esto, acompañado de ornamentación floral. Los colores también se actualizan. La paleta cromática se diversifica, aunque el blanco sigue siendo la opción predominante, dejando lugar últimamente a las tonalidades marfil, a los rosas pálidos y están ganando terreno también los detalles metalizados.
(…) en el caso de los vestidos de novia se puede afirmar que pueden haber tantos vestidos como novias.
En lo que toca a los complementos, las coronas van dando lugar a las diademas, las tocas e las cintas. También van ganando protagonismo los looks nupciales, las bolsas de mano, los cinturones o los paraguas. Aún así, solo se puede hablar de tendencias generales. Porque en el caso de los vestidos de novia se puede afirmar que pueden haber tantos vestidos como novias.